UNO POR CINCO
Y, cinco no son sino Uno:
Un hombre, una cosa, un sueño,
un deseo, el viento.
Un hombre crea una cosa,
como una alegría para siempre.
La contemplamos,
la escuchamos,
leemos esa cosa,
como contraria del sueño.
Y, en razón del alivio sufrido,
el sueño pasa a ser deseo,
y el deseo se hace viento
que irrumpe por las rendijas,
llenando las hendiduras
del mundo de nuestros sueños.
Un hombre, una cosa, un sueño,
un deseo, el viento.
Un hombre crea una cosa,
como una alegría para siempre.
La contemplamos,
la escuchamos,
leemos esa cosa,
como contraria del sueño.
Y, en razón del alivio sufrido,
el sueño pasa a ser deseo,
y el deseo se hace viento
que irrumpe por las rendijas,
llenando las hendiduras
del mundo de nuestros sueños.