Monday, February 04, 2008

RELIGACION

Entre dos surge el ser
dos es sonrisa.
Si la armonía es diferencia,
y el amor de dos humanos
funda una profunda y estrecha
comunión de personas,
no se da, en cambio,
la identidad de esencia.

Dios es único,
mas, no está sólo.
El es Amor
fruto del intercambio amoroso
de tres divinas personas
con autoposesión
en la conciencia de si,
en condición de sujetos.

Dios, en si mismo
es unidad y pluralidad;
en sobreabundancia de amor,
derramado en la humanidad.

La unidad y trinidad divinas
son igualmente
originarias y primarias.
Trinidad dotada
de una sola conciencia,
una sola libertad,
un solo amor y
conocimiento.

Cada una de las tres personas,
es sujeto consciente de si,
en relación con los otros dos
y, en comunión plena con ellos.

Cada persona
es distinta
en relación con
las otras dos.

Hay en Dios
tres "yo" y "tu"
recíprocos.

En Dios no se conciben
ni el "mio",ni el "tuyo"
como en nuestras
"mismidades" o "tuidades",
al ser Dios
"El que Es",
y no precisar como nosotros
reafirmar su intimidad.

Nosotros, cual hombres
instalados entre realidades
en el mundo de las cosas,
necesitamos identificarnos
en la realidad sustantiva
de nuestros "seres"
entre actos de ser
con lo tuyo y
en lo mio.

Si dos humanos
pueden amarse,
las tres personas divinas
acuden a consolarlos,
con la fortaleza del Padre,
colmándoles de dones e
infundiendoles de amor,
en las entrañas de sus corazones,
desde la fuente viva
de la caridad.

El Paráclito
inspira en el hombre
lo que ha de hacer
y enciende,
con la luz de su fuego,
la luminosidad
de los sentidos
para alejarlos
de sus enemigos,
evitando así
todo lo nocivo.

Esta visión especular
de la deidad
reflejada en el mundo,
al encarnarse
-como persona humana-
el Hijo del Padre,
no es un misterio oscuro,
sino el enigma de la Trinidad,
concebido como
visión intelectual
en la relucencia de ella
en otra directamente vista
en Jesucristo.

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