PABILO DE AMOR
¿ Quién conoce de verdad
su íntima manera de ser?
¿ Quién sino el espíritu
que anida en su intimidad?
Si el instinto biológico de conservación
es quien defiende la vida
Será el instinto consciente del amor
quien nos dirija al amor sublime.
Por ello: frente al activismo
quietud y sosiego
frente al razonamiento
contemplación y silencio.
Sabes que
por la tarde
serás examinado
en el amor,
mas, aún es pronto.
No tengas ya
otro oficio
que ya sólo
en amar
sea tu ejercício.
Sólo movido de amor
podrás emprender
tal ejercício
y, al preacticarlo verás
crecer la llama viva
del fuego manso
sin apagarse su pábilo.
Si no tienes amor
de nada sirve
dejarte quemar vivo
ni dar en limosna
cuanto poseas.
Paciéntemente
confiadamente
afablemente
esperarás
eternamente.
Si, del álamo
seco y desraizado.
por el temporal
descuajado,
sólo pudiste
sentir su dolor
como si fuera tuyo,
mas no comunicarle
los afectos;
igual que al curar
de las heridas a tu perro,
tan sólo descubriste
su lealtad en la mirada.
Sólo en tu conciencia
estás a ti presente,
y a El tienes cercano,
sabiendo que te ama
y llena de estupor
y gratitud indescriptibles,
mientras parpadea
el pábilo de tu amor.
su íntima manera de ser?
¿ Quién sino el espíritu
que anida en su intimidad?
Si el instinto biológico de conservación
es quien defiende la vida
Será el instinto consciente del amor
quien nos dirija al amor sublime.
Por ello: frente al activismo
quietud y sosiego
frente al razonamiento
contemplación y silencio.
Sabes que
por la tarde
serás examinado
en el amor,
mas, aún es pronto.
No tengas ya
otro oficio
que ya sólo
en amar
sea tu ejercício.
Sólo movido de amor
podrás emprender
tal ejercício
y, al preacticarlo verás
crecer la llama viva
del fuego manso
sin apagarse su pábilo.
Si no tienes amor
de nada sirve
dejarte quemar vivo
ni dar en limosna
cuanto poseas.
Paciéntemente
confiadamente
afablemente
esperarás
eternamente.
Si, del álamo
seco y desraizado.
por el temporal
descuajado,
sólo pudiste
sentir su dolor
como si fuera tuyo,
mas no comunicarle
los afectos;
igual que al curar
de las heridas a tu perro,
tan sólo descubriste
su lealtad en la mirada.
Sólo en tu conciencia
estás a ti presente,
y a El tienes cercano,
sabiendo que te ama
y llena de estupor
y gratitud indescriptibles,
mientras parpadea
el pábilo de tu amor.
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