MADRID
De vuelta a la orilla del Mediterráneo acabo de desintoxicar los pulmones paseando por la playa.Este ambiente. este silencio y esta paz, sirven también para comprender mejor al resto de la gente, que he dejado atrás.prisa
Multitud de personas de diversas procedencias de origen y de condiciones de vida tan diversas y, a veces, tan complejas y dificiles, viven en esa capital, que yo hoy he podido dejar atrás, desarrollando sus actividades cotidianas para poder seguir viviendo.El Bus o el metro, la calle o las vias urbanas apestadas de humos dañinos y malolientes, junto con el estrés que produce una urgente y falsa necesidad de correr, con la mente cargada de machacones mensajes publicitarios y políticos,alternando con auténticas preocupaciones morales y, sobretodo, económicas, acompañan a los hermanos con los que he convivido unos dias, sin apenas saber nada de ellos, mas que lo que imagino, al verles tan cansados y somnolientos, tan apenados y tristes, tan estresados y apresurados. Los mas ancianos provocan en mi un sentimiento de especial dolor; mientras que los mas jóvenes o adultos, se me figuran resignados y escepticos. Seguro que muchos de los que se han cruzado con migo, estos dias, podrían enseñarme verdaderas lecciones de sabiduría, de sentido común y hasta de auténtico y meritorio ejemplo de como vivir en medio de una ciudad y de una civilización tan hostil.
En mi regreso quiero tenerlos a todos presentes y asimilar de ellos lo bueno que muestran u ocultan en el torbellino de sus vidas agitadas.
Es un mero ejemplo de lo que ocurre en el mundo entero. Pienso que es preciso abrir continuamente nuestros sentidos y pensamientos al universo en el que estamos suspendidos y con esa actitud ensañchar el ámbito donde se mueva el corazón.
Multitud de personas de diversas procedencias de origen y de condiciones de vida tan diversas y, a veces, tan complejas y dificiles, viven en esa capital, que yo hoy he podido dejar atrás, desarrollando sus actividades cotidianas para poder seguir viviendo.El Bus o el metro, la calle o las vias urbanas apestadas de humos dañinos y malolientes, junto con el estrés que produce una urgente y falsa necesidad de correr, con la mente cargada de machacones mensajes publicitarios y políticos,alternando con auténticas preocupaciones morales y, sobretodo, económicas, acompañan a los hermanos con los que he convivido unos dias, sin apenas saber nada de ellos, mas que lo que imagino, al verles tan cansados y somnolientos, tan apenados y tristes, tan estresados y apresurados. Los mas ancianos provocan en mi un sentimiento de especial dolor; mientras que los mas jóvenes o adultos, se me figuran resignados y escepticos. Seguro que muchos de los que se han cruzado con migo, estos dias, podrían enseñarme verdaderas lecciones de sabiduría, de sentido común y hasta de auténtico y meritorio ejemplo de como vivir en medio de una ciudad y de una civilización tan hostil.
En mi regreso quiero tenerlos a todos presentes y asimilar de ellos lo bueno que muestran u ocultan en el torbellino de sus vidas agitadas.
Es un mero ejemplo de lo que ocurre en el mundo entero. Pienso que es preciso abrir continuamente nuestros sentidos y pensamientos al universo en el que estamos suspendidos y con esa actitud ensañchar el ámbito donde se mueva el corazón.
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