El Mediterráneo
Nuevamente siento una gran tristeza al tener que abandonar-aunque sea momentaneamente-este mar con el que vivo.Cuando la vida va pasando junto a él,contemplando su inmenso y profundo horizonre,escuchando el suave murmullo-o la bravura-de sus olas,percibiendo la pureza de su ambiente y el aire de su brisa, se hace dificil distanciarse de su compañía y dejar de escuchar los susurros de sus misteriosos mensajes.
A veces, desde la montaña o incluso desde la ciudad,uno llega a sentir el vértigo de imaginarse colgado desde la superficie de la tierra, mirando el vacio y, aunque seguro de estar sujeto a ella, percibir la debilidad propia y la inmensidad de la naturaleza. Por eso, de vez en cuando suelo practicar el ejercício mental de saberme protegido por la gravedad y agradezco al Creador de esta gran fuerza su permanente autoridad para que esta y tantas leyes físicas le obedezcan.
Ese vértigo espacial sólo lo experimento al apartarme del mar.Por el contrario junto a él olvido aquella sensación. ¿ Por qué ?,me he llegado a preguntar.
Debe de haber un especial vínculo de las aguas del mar con la naturaleza de mi personalidad.Quizás,sea debido, a que este mar Mediterráneo me vió nacer y yo le conocí a él antes que a las montañas y a los rios.
Guardo profundamente en mi memoria el recuerdo del faro del puerto de mar donde tuve mi primer contacto con el mar mediterráneo. Sigo percibiendo los intermitentes haces luminosos de su faro que solían alumbrar la habitación de mi dormitorio.Sus ráfagas luminosas, para mi caprichosas, acompañaban mis primeros sueños acompañándome a dormir con el suave ruido de las olas.Un poco mas tarde,siendo aún muy joven, descubrí el esplendor del reflejo de las lunas llenas sobre sus aguas.Así comprendí mejor la belleza de los versos de Neruda al narrar la Canción del Pirata, cuando se refiere a la luna que riela en la mar...
Entonces, de niño, no entendía la noción de espacio sideral,ni de gravedad, pero si que aprendí a experimentar la compañía afectuosa y el olor y murmullo del oleaje, como sensaciones de experiencias vitales, que ayudaban a mi pequeña persona, haciéndome enormemente feliz.
Ese puede ser el motivo de no querer ahora separarme de quien fué mi primer contacto con la naturaleza.
Simple y llanamente eso.
A veces, desde la montaña o incluso desde la ciudad,uno llega a sentir el vértigo de imaginarse colgado desde la superficie de la tierra, mirando el vacio y, aunque seguro de estar sujeto a ella, percibir la debilidad propia y la inmensidad de la naturaleza. Por eso, de vez en cuando suelo practicar el ejercício mental de saberme protegido por la gravedad y agradezco al Creador de esta gran fuerza su permanente autoridad para que esta y tantas leyes físicas le obedezcan.
Ese vértigo espacial sólo lo experimento al apartarme del mar.Por el contrario junto a él olvido aquella sensación. ¿ Por qué ?,me he llegado a preguntar.
Debe de haber un especial vínculo de las aguas del mar con la naturaleza de mi personalidad.Quizás,sea debido, a que este mar Mediterráneo me vió nacer y yo le conocí a él antes que a las montañas y a los rios.
Guardo profundamente en mi memoria el recuerdo del faro del puerto de mar donde tuve mi primer contacto con el mar mediterráneo. Sigo percibiendo los intermitentes haces luminosos de su faro que solían alumbrar la habitación de mi dormitorio.Sus ráfagas luminosas, para mi caprichosas, acompañaban mis primeros sueños acompañándome a dormir con el suave ruido de las olas.Un poco mas tarde,siendo aún muy joven, descubrí el esplendor del reflejo de las lunas llenas sobre sus aguas.Así comprendí mejor la belleza de los versos de Neruda al narrar la Canción del Pirata, cuando se refiere a la luna que riela en la mar...
Entonces, de niño, no entendía la noción de espacio sideral,ni de gravedad, pero si que aprendí a experimentar la compañía afectuosa y el olor y murmullo del oleaje, como sensaciones de experiencias vitales, que ayudaban a mi pequeña persona, haciéndome enormemente feliz.
Ese puede ser el motivo de no querer ahora separarme de quien fué mi primer contacto con la naturaleza.
Simple y llanamente eso.
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