Al oleaje

Es atardecer, a la puesta del sol
en la orilla del mediterráneo
con un cielo multicolor
pleno de luces reflejadas
en verdes y claras aguas,
cuando observo cómo
las espumas blancas
lamen placenteras la playa
y las nubes multiformes
dibujan caprichosas figuras:
allá, en el levante
cúmulos rojizos,
aquí, en el poniente
cirros y estratos blancos-plateados.

Ciertas aves vuelan en bandadanorte a aluz

cruzando ordenadamente el horizonte
como una ala delta.

Lenta y gradualmente,
de norte a sur,la luz
va menguando sus tonalidades
dejando paso a la oscuridad
perdiendo calidez el ambiente.
Sólo permanece constante,
desde el inicio de las eternidades,
el murmullo suave y alegre de las olas
al romperse en la playa
y cruzarse juguetonamente entre ellas
como un canto armonioso
como una plegaria de alabanza.

Nadie diviso en el horizonte
el panorama es el descrito:
arena,orilla,mar,nubes,cielo
y...el murmullo del oleaje.

Tengo nombre para estos seres y fenómenos
y vosotros...¿no teneis ninguno para mi?

Todo cuanto diga al nombraros
será un monólogo y no sois quienes
para escucharlo.

Seguir hablando con vosotros me es necesario
y a la vez imposible de entendernos.

Trataré de aprender vuestro lenguaje
y, acaso, en breve nos explicaremos.

Mientras, estas noches
prestaré toda atención
al oleaje.