FELICIDAD
Todo hombre esencialmente desea ser feliz
Al contrario que los animales, que parecen
no hallar dificultades para evolucionar hacia la felicidad,
el vive sushombre halla, en cada hito de su caminar, un problema
que busca superar con éxito, sin hallar nunca la definitiva solución.
El hombre, cual ser vivo reflexivo y crítico,
percibe las posibilidades de su futuro
inoculadas con el virus de las dudas e incertidumbres.
En tan inhexausta dispersión vive sus temores y esperanzas.
Como materia vitalizada, el hombre, para alcanzar la orientación
de la dirección exacta, se desplaza en búsqueda de su máximo bienestar.
Según sea el caracter de los diversos tipos de hombres, así será la clase
de felicidad que desee alcanzar.
Los pesimistas o cansados, sueñan con una felicidad de la tranquilidad.
Los vitalistas o vividores se conforman con la felicidad del placer, la de los
instantes, sin arriesgarse en saciar su sed de felicidad, si acaso en aumentarla
y, por eso no se molestan en pensar ni desear otra cosa que la cotidiana.
Los ardientes, ascendentes, desean continuamente descubrir nuevos paisajes
y horizontes.Saben que la felicidad no existe,que no tiene en si misma valor,
y que no puede ser objeto de consecución.Para estos la renovación continua
del hedonismo - en la búsqueda de la felicidad- no resulta de un esfuerzo cualquiera,
sino que exige una subida continua hacia las cotas mas altas;por eso sueñan
con una felicidad del desarrollo.
Existe, como respuesta a esos tres deseos de felicidad, una solución general
y otras mas detalladas sobre el recorrido hacia la solución del proceso general.
La solución general se fundamenta en el hecho evidente de que la vida de cada
persona evoluciona siempre hacia una mayor cota de conciencia y hacia una mayor
complejidad,profundizando en el centro de cada ser.
La vida no se complica sin leyes, no evoluciona al albur del azar, sino que
progresa con método, de forma irreversible, hacia estados de consciencia
cada vez mas elevados. La vida de la humanidad es pues el resultado del desarrollo
de la consciencia.
Los humanos viajamos a bordo del vehículo de la vida, circulando en una dirección
ya elaborada de antemano. Es la de una mayor libertad, mayor sensibilidad y mejor visión
de nuestro mundo interior.
No podemos involucionar hacia atrás, detener nuestra vida para gozar del
paisaje, ni navegar a contracorriente del flujo universal.
Podemos contemplar tres fases diferentes del proceso vital:
Al cultivarnos, nos centramos , consiguiendo un mejor orden y unidad en nuestros
sentimientos, ideas y conductas. Se trata de la fase primera del proceso de constitución
de nuestro SER.
Partiamos, al nacer, de un simple "ente", de su "personeidad", común a todos los
humanos.Al centrarnos nos hacemos, encontrándonos en nosotros mismos.
Constituye la segunda fase, el proceso de salir de si mismo, descentrándonos. Nuestra primitiva
singularización o individualización como seres pensantes representa tan sólo el equivalente
a un átomo o a una molécula al lado de todas las demás moléculas del sistema corpuscular.
Se hace preciso salir del propio aislamiento, para unirnos a los demás. Así aumentará la consciencia de acuerdo con la Ley de la Complejidad. Este proceso define y da sentido al concepto
del amor, que asocia nuestros Centros Individuales con Otros Centros elegidos y privilegiados, complementandonos unos con otros.
La tercera fase es la de Sobrecentrarse. Consite en ampliar la base de nuestro ser, uniéndonos " al Otro", en círculos concéntricos que van creciendo progresivamente, bajo toda clase de fenómenos del espíritu.
El resumen de las fases sería:
Somos, a través de la felicidad de crecer
Amamos gracias a la felicidad de amar
Contemplamos merced al desarrollo cósmico
Somos en nuestra interioridad, creciendo en sensibilidad y en autoposesión
Amamos en la unión de cuerpos y espíritus
Contemplamos a uno mayor que nosotros, que nos supera, sumergidos y perdidos en el futuro
,subordinando nuestra vida a esa otra vida mayor que la nuestra.
Esta última fase proporciona la alegría de lo interminable, al modo de un ideal inalcanzable, que ocupa los espacios de las luminosidades universales, que tienden a expandir nuestros espíritus hacia el Espiritu Dominante ( o felicidad ) con el sabor de la felicidad de un optimismo radical.
Conclusiones prácticas :
Reaccionar contra la tendencia hacia el mínimo exfuerzo; contra el encerramiento en si mismo;contra la manipulación o posesión de terceras personas.
Adhesión al desarrollo de ideas, tareas y causas, solidarias del Mundo.
Intentar llegar a " dar una pequeña puntada " en el tejido de la Vida.
Cuestionarse si el secreto de la felicidad pueda estar en convertir la mística humana y la cristiana en una sola, sintonizando con la última.
Al contrario que los animales, que parecen
no hallar dificultades para evolucionar hacia la felicidad,
el vive sushombre halla, en cada hito de su caminar, un problema
que busca superar con éxito, sin hallar nunca la definitiva solución.
El hombre, cual ser vivo reflexivo y crítico,
percibe las posibilidades de su futuro
inoculadas con el virus de las dudas e incertidumbres.
En tan inhexausta dispersión vive sus temores y esperanzas.
Como materia vitalizada, el hombre, para alcanzar la orientación
de la dirección exacta, se desplaza en búsqueda de su máximo bienestar.
Según sea el caracter de los diversos tipos de hombres, así será la clase
de felicidad que desee alcanzar.
Los pesimistas o cansados, sueñan con una felicidad de la tranquilidad.
Los vitalistas o vividores se conforman con la felicidad del placer, la de los
instantes, sin arriesgarse en saciar su sed de felicidad, si acaso en aumentarla
y, por eso no se molestan en pensar ni desear otra cosa que la cotidiana.
Los ardientes, ascendentes, desean continuamente descubrir nuevos paisajes
y horizontes.Saben que la felicidad no existe,que no tiene en si misma valor,
y que no puede ser objeto de consecución.Para estos la renovación continua
del hedonismo - en la búsqueda de la felicidad- no resulta de un esfuerzo cualquiera,
sino que exige una subida continua hacia las cotas mas altas;por eso sueñan
con una felicidad del desarrollo.
Existe, como respuesta a esos tres deseos de felicidad, una solución general
y otras mas detalladas sobre el recorrido hacia la solución del proceso general.
La solución general se fundamenta en el hecho evidente de que la vida de cada
persona evoluciona siempre hacia una mayor cota de conciencia y hacia una mayor
complejidad,profundizando en el centro de cada ser.
La vida no se complica sin leyes, no evoluciona al albur del azar, sino que
progresa con método, de forma irreversible, hacia estados de consciencia
cada vez mas elevados. La vida de la humanidad es pues el resultado del desarrollo
de la consciencia.
Los humanos viajamos a bordo del vehículo de la vida, circulando en una dirección
ya elaborada de antemano. Es la de una mayor libertad, mayor sensibilidad y mejor visión
de nuestro mundo interior.
No podemos involucionar hacia atrás, detener nuestra vida para gozar del
paisaje, ni navegar a contracorriente del flujo universal.
Podemos contemplar tres fases diferentes del proceso vital:
Al cultivarnos, nos centramos , consiguiendo un mejor orden y unidad en nuestros
sentimientos, ideas y conductas. Se trata de la fase primera del proceso de constitución
de nuestro SER.
Partiamos, al nacer, de un simple "ente", de su "personeidad", común a todos los
humanos.Al centrarnos nos hacemos, encontrándonos en nosotros mismos.
Constituye la segunda fase, el proceso de salir de si mismo, descentrándonos. Nuestra primitiva
singularización o individualización como seres pensantes representa tan sólo el equivalente
a un átomo o a una molécula al lado de todas las demás moléculas del sistema corpuscular.
Se hace preciso salir del propio aislamiento, para unirnos a los demás. Así aumentará la consciencia de acuerdo con la Ley de la Complejidad. Este proceso define y da sentido al concepto
del amor, que asocia nuestros Centros Individuales con Otros Centros elegidos y privilegiados, complementandonos unos con otros.
La tercera fase es la de Sobrecentrarse. Consite en ampliar la base de nuestro ser, uniéndonos " al Otro", en círculos concéntricos que van creciendo progresivamente, bajo toda clase de fenómenos del espíritu.
El resumen de las fases sería:
Somos, a través de la felicidad de crecer
Amamos gracias a la felicidad de amar
Contemplamos merced al desarrollo cósmico
Somos en nuestra interioridad, creciendo en sensibilidad y en autoposesión
Amamos en la unión de cuerpos y espíritus
Contemplamos a uno mayor que nosotros, que nos supera, sumergidos y perdidos en el futuro
,subordinando nuestra vida a esa otra vida mayor que la nuestra.
Esta última fase proporciona la alegría de lo interminable, al modo de un ideal inalcanzable, que ocupa los espacios de las luminosidades universales, que tienden a expandir nuestros espíritus hacia el Espiritu Dominante ( o felicidad ) con el sabor de la felicidad de un optimismo radical.
Conclusiones prácticas :
Reaccionar contra la tendencia hacia el mínimo exfuerzo; contra el encerramiento en si mismo;contra la manipulación o posesión de terceras personas.
Adhesión al desarrollo de ideas, tareas y causas, solidarias del Mundo.
Intentar llegar a " dar una pequeña puntada " en el tejido de la Vida.
Cuestionarse si el secreto de la felicidad pueda estar en convertir la mística humana y la cristiana en una sola, sintonizando con la última.
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