Aprendiendo a envejecer.

Desde el alto de una duna se contempla el mar.Uno queda admirado por la belleza del espectáculo.La perspectiva desde donde estoy situado permite verlo en su enorme profundidad y extenluzsión.Aún se vislumbre claramente la luz del día;el cielo proyecta sobre las pacíficas aguas del mediterráneo su color azul-grisáceo.Detrás,el sol enrojecido del atardecer veraniego,se dispon en e a alumbrar otros continentes.Entretanto,una luna creciente asoma en el sureste el entorno incompleto de su figura.Algunas nubes oscuras aparecen en el norte del paisaje.Una suave y reconfortante brisa marina baña mi rostro recuersonrosado.Oigo murmullos marinos que recuerdan una vieja melodía vasca plena de melancolía.
Ante tal espectáculo,mi cpleno orazón palpita con una indescriptible sensación de gozo pleno y profunda paz.En mi interior parece renovarse el sentimiento vivido en pasadas ocasiones plenas de consolación.Soy consciente de que volverán otros momentos desoladores, que seguramente ya padecen otras personas en otros lugares tristes y oscuros.Guardo sigilosamente la oportuna vivencia positiva y me comprometo a "no hacer mudanza" alguna.
Doy gracias,desde el interior de mi corazón,al creador de tanta belleza y bondad.Pienso que necesito pronunciar un "Laus Deo" y rogar con insistencia un mayor conocimiento de El.